Evaluación Angelina, legendaria escort argentina en El Golf (Santiago – Chile)

No es fácil encontrar servicios que realmente estén a la altura del calificativo «Pornstar Experience». Por eso, cada vez que una leyenda como Angelina aparece publicada en Santiago de Chile, se me hace imposible no volver a pecar (además aparentemente se va pronto).

Coordinar fue sencillo, eficiente, como se espera a este nivel. La dirección, un edificio de apariencia normal en una zona bien conocida de la comuna de Las Condes (El Golf). Llegué con una mezcla de nerviosismo y la certeza de estar a punto de vivir un nuevo capítulo XXX en mi vida. Y no me equivoqué. Subí en el ascensor, la mente haciendo un rápido reset, dejando atrás el mundo y las responsabilidades. Toqué el timbre del departamento.

NacionalidadArgentina
ComunicaciónFundamentalmente por whatsapp
AmbienteEstá en El Golf. Buen departamento. Standard
ModeloCuerpo de Teibolera (combi completa)
ServicioExcepcional. Pornstar Experience
BesosTodos
OralClaro que sí (sin preservativo)
AnalSi, Casi una obligación
¿Volvería?Si
Teléfono+56936373406
PublicaciónPublicación oficial

La puerta se abrió casi de inmediato. Y ahí estaba Angelina. La primera impresión fue un golpe instantáneo: tanguita y corpiño mínimo, más puti-tacones. Perfección. La sonrisa que me ofreció no era forzada y era una invitación directa al deseo.

Antes de que pudiera articular una frase completa, se acercó con decisión. No fue un saludo formal; fue un beso. Un beso cálido, cargado de intención, que se profundizó al instante. Sus manos ya estaban explorando, sin timidez alguna. En rigor, la timidez no es aceptada en ese departamento. La puerta se cerró detrás de mí mientras seguíamos besándonos, el mundo exterior quedando anulado al instante. El aire en el departamento se cargó. Esa actitud caliente no era una pose; era su naturaleza, evidente desde el primer segundo. Nos movimos unos pasos hacia adentro, nuestras manos cada vez más audaces. La formalidad (si es que la hubo) duró menos de un minuto. La conexión, o al menos la intensidad física que prometía una, ya estaba establecida.

La hora comenzó con una inmediatez asombrosa. Directo a lo que importaba. Nos dirigimos hacia la cama, la ropa deslizándose casi sola. Ella tomó el control con una confianza natural. Lo primero fue el sexo oral (al natural). Y debo decir, la habilidad y la intensidad con el que lo hizo eran de otro nivel. No era solo técnico; había una energía que te hacía sentir que lo disfrutaba tanto como tú recibiéndolo. Era magistral, llevándome al límite rápidamente.

Luego pasamos a explorar otras posibilidades. El 69 fue fluido, cómodo, con esa sensación de placer mutuo que lo hace especial. Pero la experiencia alcanzó otro pico cuando se colocó en cuatro . La penetración vaginal (preservativo mediante obviamente) en esa posición fue, sin rodeos, la perfección. La profundidad, el ajuste, sus movimientos… era exactamente lo que uno espera y rara vez encuentra. Cada embestida era poderosa, precisa. Su respiración, sus gemidos, todo indicaba que estaba completamente presente, inmersa en el acto.

Con la misma disposición increíble, seguimos adelante. El anal: hermoso, intenso, uff. Y lo que más impactaba era su reacción. No había reticencia; al contrario, parecía abrazar la intensidad, moviéndose conmigo, Se deleitaba en la crudeza del momento, una cualidad rara y excitante.

El tiempo parecía comprimirse, pero la cantidad y calidad de intimidad que cabía en esos sesenta minutos era asombrosa. Hubo más oral, acercándome nuevamente al límite. Una pausa apenas perceptible y, con una energía inagotable, volvió a tomar la iniciativa, repitiendo algunas de las posiciones que más habíamos disfrutado, incluyendo esa cabalgata en cuatro. Exploramos otras variaciones, ella arriba, yo arriba, siempre con esa actitud de entrega total. La hora culminó con una última explosión de placer, un final intenso que dejó la mente en blanco y el cuerpo vibrando.

La energía intensa dio paso a una quietud compartida. Nos quedamos un rato recuperando el aliento, el silencio solo roto por nuestra respiración agitada. Nos vestimos sin prisa, la atmósfera calmada pero aún teñida por la intimidad vivida. La transición fue suave, profesional, sin perder la calidez. Una sonrisa, un intercambio de palabras amables, la sensación de una experiencia que se cerraba bien. Me acompañó a la puerta.

Salí al pasillo y bajé en el ascensor, el peso del día disipado, reemplazado por una profunda sensación de satisfacción. Afuera, en la calle, la vida seguía su curso ajena.

No es algo para todos (por el precio pensaría yo). Pero para mí, definitivamente valió cada peso.

Como describía al comienzo, aparentemente estará poco tiempo con nosotros (en Santiago de Chile me refiero); consejo: para cuando no la vea en el sitio en el que se publica habitualmente, guarde su teléfono ahora (cuando una escort no está publicada, no significa necesariamente que no esté disponible)

Teléfono: +56936373406

Publicación Oficial